Coyhaique-. Las demandas por equidad social definitivamente se tomaron la agenda pública de la Iglesia Católica y fueron impetuosamente enfatizadas durante el tradicional Te Deum efectuado el día martes último y oficiado por el Obispo de Aysén, Monseñor Luis Infanti.
Esta preocupación quedó plasmada en la homilía pronunciada por el religioso en la Iglesia Catedral de Coyhaique, para conmemorar las Fiestas Patrias. El prelado aprovechó su intervención pastoral para referirse a problemas latentes en el país y la región y fundamentalmente, pidió que se solucionen las inequidades en la Región de Aysén.
En su intervención, Luis Infanti llamó la atención respecto a un tema que hoy cobra mucha fuerza y que se relaciona con el hecho que Chile vive momentos de prosperidad, pero esa prosperidad para que sea estable requiere de ciertas condiciones ya que el crecimiento es incompleto si sólo se miran los éxitos macroeconómicos.
Monseñor Infanti tituló "Seamos Manantiales de Agua Viva" su homilía, señalando en parte de ella que "como personas y como pueblo somos como un pozo con un abundante manantial de agua viva. Agua viva que encontramos en nuestra historia, en nuestra cultura, en nuestras sanas tradiciones, en nuestra tierra, en nuestra fe. Un agua viva que puede saciar la sed de tantas hermanas y hermanos sedientos de sentido, ansiosos de encontrarse con ejemplos edificantes y convincentes de vida plena y feliz"."Es el mismo grito de tanta gente de nuestro pueblo. ¡Dame tú de esa agua!", sentenció el Obispo de Aysén en su lectura bíblica, agregando que es un grito dirigido a Cristo y a nosotros, al pozo de las aguas puras y cristalinas de nuestra inteligencia, de nuestra generosidad, de nuestra responsabilidad social, de nuestra fe, de nuestros bienes. Porque el corazón humano busca con ansia el agua de vida, en los pozos que están a su alcance.
"Grave sería que el pozo de nuestra vida tuviera en sus profundidades las aguas podridas y contaminantes del egoísmo, del orgullo, de la envidia, de la violencia, de la injusticia, de la deslealtad, del consumismo, de intereses mezquinos, y no del bien común y de la solidaridad para saciar la sed de nuestros hermanos. Felices los que tienen hambre y sed de ser justos, nos diría Jesús", aseveró Monseñor Infanti. Señaló que era muy significativo ese Evangelio para el país y especialmente para nuestra región de la Patagonia, planteando la interrogante ¿podremos nosotros ser pozo con manantiales de agua viva, para beber en él?.
Luego indicó que "bebemos de nuestro propio pozo, manantial de agua viva, cuando descubrimos el potencial de solidaridad y servicio, expresado, por ejemplo, frente a los difíciles momentos provocados por los temblores en la región y especialmente en Puerto Aysén, por tantas personas e instituciones que llevaron fortaleza, confianza, cercanía y esperanza a la población, sin buscar intereses egoístas ni orgullos personales. Bebemos de nuestro propio pozo, cuando reflexionamos y buscamos caminos para superar hechos de violencia, a veces tan trágicos como algunos ocurridos este año en nuestra región, o de violencia intrafamiliar, o de grupos que se sienten marginados, signos premonitores de una sociedad enferma".
El Obispo de Aysén expresó que "bebemos de nuestro propio pozo, cuando vemos un país y una región que crecen económicamente, pero sus cifras no se ven reflejadas en el rostro y el corazón de un grupo importante de personas. Y por lo tanto, bendito sea Dios, si orientamos nuestras búsquedas y decisiones hacia una mejor distribución de la riqueza, hacia una mayor justicia y equidad en el trabajo y sus exigencias éticas de compensación y dignidad, que merecería, incluso, una necesaria adecuación a las mayores exigencias que significa vivir en nuestra región de Aysén". También destacó a educadores, personal de salud, Carabineros, campesinos, que sirven en lugares tan alejados, con un generoso, honesto, sacrificado y valiente compromiso con su pueblo y con esta tierra; "bebemos en nuestro propio pozo, cuando valoramos los nuevos pasos, para mejorar la situación de los ancianos y de los pensionados", aseveró el religioso.
En otra parte de su homilía, el sacerdote se refirió al debate que se ha generado en la zona en torno a la posible construcción de centrales hidroeléctricas y a las expresiones de adhesión y oposición que han surgido respecto a esos proyectos, expresando que "bebemos en nuestro propio pozo, cuando tomamos conciencia que vivimos en una región privilegiada en el mundo por sus riquezas naturales, y especialmente abundante en agua, elemento indispensable para la vida, y hoy escaso o inutilizado por su contaminación en tantos lugares del planeta. Con estas abundantes riquezas naturales nos une una responsabilidad social, una comunión, una alianza solidaria y ética con la humanidad, que no podemos ni debemos tratar como mercancía en manos sólo de intereses particulares, considerando que "la tierra es de Dios" y nosotros somos sus administradores, para hacer que los bienes que Dios ha sembrado tan generosamente en nuestra región, sean para el uso sabio, responsable y solidario de toda la comunidad, especialmente de los más pobres y marginados", sentenció.
Luis Infanti reflexionó en torno a estos temas señalando "cuán importante será entonces para nuestra región, frente a situaciones que ya se dan, y a propuestas en acto referentes al uso de los recursos de la naturaleza, que facilitemos la mayor información y participación ciudadana, serena, fraterna y democrática, en vistas a decisiones sabias, proféticas y acordes con la cuestionante realidad del deterioro de la vida en nuestro planeta y de la calidad de vida de los seres humanos".
Finalmente, el Obispo de Aysén manifestó que como Cristo, "en el Evangelio que hemos leído, estamos llamados a ser fuente de agua viva para los demás, fuente para saciar los anhelos y las necesidades más profundas de los que sufren la aridez humana, espiritual y material. Fuente de agua viva con nuestra palabra y acción, con nuestra acogida y compasión, con nuestro diálogo y verdad, con nuestra fe y solidaridad. Un alma que también en Aysén debemos cuidar y hacer florecer más", aseveró.
Finalizó su homilía indicando que en estos días de la Patria, "nuestra fiesta sea expresión de la alegría y comunión para construir un país donde cada ciudadano goce de paz, prosperidad, libertad y justicia, suficientes para realizarse como personas orgullosas de vivir en esta tierra de Dios".
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