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Invitado por el Alcalde de Caleta Tortel Bernardo López, visité hace unos días dicha comuna. No había visitado tal localidad así que el viaje, además de honrar la amistad de Bernardo, tenía el aliciente de conocer la carismática caleta, además aproveché de reunirme con los estudiantes de la escuela a quienes expliqué la ley de Responsabilidad Penal Adolescente y me reuní también con un grupo de mujeres trabajadoras con quienes hablamos de derechos de la mujer. Por otro lado, a pesar del tiempo que llevo en Aysén, todavía no dejan de sorprenderme las distancias y las dificultades de comunicación en esta región. A esto y otros temas me referiré en las siguientes líneas.
Parece que el patrón de nuestra región se repitiera hasta el infinito en cada rincón de nuestra Patagonia. Así, la baja densidad poblacional, la falta de conectividad y las dificultades en la comunicación, hacen de Caleta Tortel, una réplica exacta de Aysén. Tortel como Aysén, tiene una innegable vocación turística, pero carece todavía de una infraestructura adecuada al efecto. Después de viajar once horas desde Coyhaique o tres horas desde Cochrane, el turista o el viajero, quisiera descansar en un hospedaje minimamente adecuado, y no lo hay. Se agradece eso sí, el tesón de esforzados tortelinos, que hayan instalado en su casa un hospedaje, pero claramente se necesita subir un escalón en el estándar. Ni hablar de que un destino turístico como Tortel, necesita solucionar rápidamente su problema de tratamiento de aguas servidas e iluminación pública. El Alcalde López, está por la labor y tiene clarísimo estos problemas y su solución.
Por otro lado, las represas son el tema. Claramente, los trabajos que demandarían construir las represas, impedirían que la vocación turística de Tortel se desarrolle plenamente. El camino sería ocupado por camiones que desde el cruce a Puerto Yungay, impedirían un fluido paso a los turistas y lo más importante, se intervendrían dos de los ríos de aguas más puras del mundo. Los libros dicen que esto pasa por una decisión social que pondere costos-beneficios del proyecto. Si los costos superan los beneficios el proyecto no se debiera realizar, en el escenario contrario sí se debiera realizar. Para ser rigurosos, todavía no hay proyecto y claramente en el debate que se viene la primera palabra –no la última- la tienen los tortelinos.
COLUMNA Fernando Arancibia Meza /seremi justicia
Fecha de Publicación: 2007-09-11

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