La Combinación Peligrosa de Eduardo Bitrán

EL MOSTRADOR/3 de Junio de 2007

El ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán, reiteró hace algunos días la decisión de su cartera, anunciada a fines del año pasado, de construir un camino por el medio del Parque Pumalín para completar la Carretera Austral en la zona de Palena. Y tal como lo hizo en octubre último, el ministro hizo alusión a la factibilidad de que Transelec hiciera uso de este mismo trazado para construir las líneas de transmisión eléctrica necesarias para viabilizar los proyectos hidroeléctricos de Endesa y Colbún en Aysén. Bitrán no es un neófito en esta materia; al revisar su trayectoria se observa su vinculación en el ámbito privado y profesional con los temas sobre los que ahora le toca dirimir. Tanto es así que este anuncio de Bitrán parece más bien la culminación de una trama de larga data, que se remonta al menos al principio de los gobiernos de la Concertación.

El tránsito de ciertos personeros desde el ámbito público al privado y viceversa es un tema latente, que ha permanecido como telón de fondo del quehacer político nacional desde hace años, pero pese a las reiteradas denuncias y a las evidentes irregularidades, nadie hasta ahora ha tomado cartas en el asunto. Los proyectos legislativos propuestos para tal efecto, que, en todo caso, proponen restricciones mínimas e insuficientes, permanecen estancados en las instancias preliminares de discusión, mientras que el Ejecutivo simplemente no se pronuncia sobre el tema.

El ministro Bitrán, ingeniero civil de profesión, registra en su trayectoria una peligrosa oscilación entre los ámbitos público y privado. En 1989 trabajó en el diseño de políticas tecnológicas para el programa de gobierno de la Concertación y en 1990 se incorporó como asesor microeconómico del Ministerio de Hacienda, encabezado por el hoy canciller Alejandro Foxley. En ese cargo participó en la privatización de diversas empresas públicas, entre otras tareas. Durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle asumió la gerencia general de Corfo (1994-1997), con una agenda que consistía en reimpulsar las privatizaciones de empresas filiales. Desde julio de 1997 hasta marzo de 2006 se desempeñó como director general de la Fundación Chile, institución en la que promovió proyectos de alto impacto económico en sectores de recursos naturales. Además, en este mismo período participó en el directorio de Transelec y en el comité estratégico de esta transmisora eléctrica.

Un aspecto de su curriculum que genera enormes dudas es precisamente su paso por Transelec, sobre todo después de anunciar que el camino que construirá el MOP a través de Pumalín abrirá el paso para la instalación del tendido eléctrico de esa empresa. Sorprende la coincidencia entre el trazado del ministerio y la necesidad de concretar la construcción de la línea hidroeléctrica que transporte la energía desde la Patagonia hacia el centro y norte del país. Además, los estudios de factibilidad en los que supuestamente se basó la decisión no están disponibles. Tampoco resulta verosímil que, tal como declaró el ministro a El Mercurio (15 de Octubre 2006), nunca se hubiera abordado el tema del mejor trazado para la línea de transmisión mientras él formó parte del directorio de la empresa. Con esto, el ministro recibió duras críticas, más allá incluso del sector ecologista, por el subsidio indirecto que este trazado significa para la gran empresa hidroeléctrica.

Si bien esta perniciosa situación se repite con los mismos efectos negativos en distintos ámbitos del quehacer nacional, en el tema de la energía cobra especial gravedad, por su carácter de sector estratégico y por su enorme gravitación para el futuro del país. Reemplazar el necesario debate ciudadano abierto e informado por decisiones que obedecen a un tráfico de intereses poco transparente, resulta de la mayor gravedad.

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