El cuerpo de bomberos encontró hoy el cadáver de una nueva víctima que elevó a siete el número de muertos por la ruptura de la presa de un embalse ocurrida el pasado miércoles en el noreste de Brasil, informaron fuentes oficiales.
Fue recuperado el cuerpo de la adolescente María Alexandra Pereira, de 16 años, en tanto que otras dos personas continúan desaparecidas, según el balance divulgado hoy por el Gobierno del estado de Piauí, donde ocurrieron los hechos.
Un equipo compuesto por 150 policías, bomberos y personal militar prosiguió hoy la búsqueda de los desaparecidos, desde primera hora de la mañana, en la región del municipio de Cocal da EstaÇao, a 250 kilómetros de Teresina, la capital del estado, que quedó inundado por la tromba de agua que salió de la represa.
Un helicóptero de la Fuerza Aérea se sumó este sábado a la búsqueda, para dar apoyo en la extensa área que permanece anegada, mientras que otros seis helicópteros participan en las tareas de reparto de ayuda y alimentos a la población afectada.
En total, catorce pueblos y aldeas sufrieron daños, cerca de 500 viviendas quedaron destruidas y unas 30.000 personas fueron evacuadas y están recibiendo la atención de equipos de médicos, enfermeros, psicólogos y asistentes sociales.
La ruptura del embalse en el río Pirangi ocurrió la tarde del miércoles como consecuencia de las fuertes lluvias que caen en la región hace más de un mes.
Se abrió una grieta de 50 metros en un muro lateral de la represa de Algodones 1, de la que brotó una inmensa ola que llegó a alcanzar una altura de veinte metros en varios puntos del cauce del Pirangi.
La pared de agua inundó una extensa área de la región rural y arrasó todas las construcciones y plantaciones que encontró a su paso, provocando la muerte de cientos de animales de corral.
Hace semanas, se desalojó a los habitantes de la región porque se temía la ruptura, pero el Gobierno regional autorizó el regreso de los vecinos la semana pasada después de que los técnicos desecharan el riesgo, una vez que la lluvia remitió.
Las fuertes lluvias que caen desde hace cerca de un mes en la región amazónica y en el noreste de Brasil han dejado al menos 57 muertos y unos 430.000 desalojados en 498 municipios.
Fue recuperado el cuerpo de la adolescente María Alexandra Pereira, de 16 años, en tanto que otras dos personas continúan desaparecidas, según el balance divulgado hoy por el Gobierno del estado de Piauí, donde ocurrieron los hechos.
Un equipo compuesto por 150 policías, bomberos y personal militar prosiguió hoy la búsqueda de los desaparecidos, desde primera hora de la mañana, en la región del municipio de Cocal da EstaÇao, a 250 kilómetros de Teresina, la capital del estado, que quedó inundado por la tromba de agua que salió de la represa.
Un helicóptero de la Fuerza Aérea se sumó este sábado a la búsqueda, para dar apoyo en la extensa área que permanece anegada, mientras que otros seis helicópteros participan en las tareas de reparto de ayuda y alimentos a la población afectada.
En total, catorce pueblos y aldeas sufrieron daños, cerca de 500 viviendas quedaron destruidas y unas 30.000 personas fueron evacuadas y están recibiendo la atención de equipos de médicos, enfermeros, psicólogos y asistentes sociales.
La ruptura del embalse en el río Pirangi ocurrió la tarde del miércoles como consecuencia de las fuertes lluvias que caen en la región hace más de un mes.
Se abrió una grieta de 50 metros en un muro lateral de la represa de Algodones 1, de la que brotó una inmensa ola que llegó a alcanzar una altura de veinte metros en varios puntos del cauce del Pirangi.
La pared de agua inundó una extensa área de la región rural y arrasó todas las construcciones y plantaciones que encontró a su paso, provocando la muerte de cientos de animales de corral.
Hace semanas, se desalojó a los habitantes de la región porque se temía la ruptura, pero el Gobierno regional autorizó el regreso de los vecinos la semana pasada después de que los técnicos desecharan el riesgo, una vez que la lluvia remitió.
Las fuertes lluvias que caen desde hace cerca de un mes en la región amazónica y en el noreste de Brasil han dejado al menos 57 muertos y unos 430.000 desalojados en 498 municipios.
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