El Clarín, Argentina./
Proyectan construir cinco presas sobre dos ríos patagónicos. Pero los protocolos bilaterales obligan a consultar a la Argentina. Cancillería sigue el tema con atención. Y los vecinos de la zona ya se organizaron para resistir.
Aunque las represas de Aysén son desconocidas para la mayoría de los argentinos, en Chile los pedidos de informes de Buenos Aires agitaron los ánimos, que aún están sensibles a causa de los pasados cortes en el envío de gas a Santiago. Los documentos que explican el Proyecto HidroAysén dicen y repiten que "el país requiere lograr independencia y seguridad energética", y subrayan que, con las represas, Chile podrá hacer uso de un "bien natural soberano".
El clima en Santiago está espeso. El diario El Mercurio publicó en mayo pasado que Argentina había solicitado información sobre el proyecto "aduciendo derechos de agua", y generó una retahíla de declaraciones, como la del senador derechista por la Unión Demócrata Independiente, José Antonio Coloma: "Esto me recuerda la forma en que se inició el litigio fronterizo entre Uruguay y Argentina por las papeleras. Me parece casi impúdico un planteamiento argentino tendiente a tratar de poner atajos a este proyecto, más cuando nos han limitado el gas incumpliendo tratados internacionales y sabiendo que ese río es una de las pocas alternativas energéticas viables y rápidas para el país". Para el diputado Jorge Tarud, del centroizquierdista Partido por la Democracia, "Argentina tiene una buena oportunidad para entregarnos una señal de buena fe".
Más allá de la controversia diplomática, el proyecto de las represas en Aysén generó un fuerte movimiento de rechazo entre muchos vecinos de la zona que será afectada por las obras, quienes ya llevan casi dos años resistiendo el avance del proyecto. Nucleados en la "Coalición Ciudadana por Aysén, Reserva de Vida", aseguran que la magnitud de la obra afectará sensiblemente un ecosistema que permanece intacto. Un dato importante: la movida ambientalista incluye a varios grupos de vecinos argentinos (ver Argentinos y chilenos...).
Esta resistencia preocupa a los empresarios mucho más que los eventuales reparos de la Cancillería argentina. Para intentar conjurarla, HidroAysén promete beneficios en obras de infraestructura (energía barata, caminos, puertos, comunicaciones), y lleva adelante un programa de visitas a las comunidades de la región, para "conversar en forma transparente" con los pobladores, y "recoger sus observaciones".
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