Incertidumbre en Chile y Argentina por avance de megaproyectos energéticos
Buenos Aires, 30 de noviembre de 2006 (RENA). Avanza en la Patagonia de Chile un proyecto para establecer entre 2008 y 2012 al menos cuatro megarepresas en dos de los ríos más importantes de ese país. Las obras, que buscan aportar unos 2500 MW de energía, principalmente para las mineras del norte, podrían repercutir también en aguas del sur argentino, revelaron varias fuentes a RENA.
Las gigantescas presas generaron una firme resistencia en la comunidad, los empresarios turísticos y la iglesia católica de la XI región de Aysén (2 mil kilómetros al sur de la capital, Santiago) y, con el tiempo, también del lado del lado argentino. La polémica obligó a las autoridades del país a cambiar su postura: días atrás el ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitran, dijo que el proyecto deberá ser rediseñado, acorde con el modelo de desarrollo regional.
La iniciativa, que había sido presentada en principio como una solución a los problemas energéticos trasandinos, contemplaba la inundación de 10 mil hectáreas de una zona prístina y de enorme riqueza económica y la instalación de 2 mil kilómetros de tendido eléctrico. Ahora, la empresa deberá reducir la afectación en aquellas áreas de aprovechamiento turístico, aseguró el funcionario.
La Contraloría General de Chile recientemente desestimó 129 objeciones planteadas por ciudadanos a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y otorgó a la empresa Hydro Aysén (una fusión de la transnacional de origen español Endesa y la local Colbún) una concesión eléctrica provisional para iniciar los estudios previos a la construcción de las centrales en los ríos más caudalosos del país, el Baker y el Pascua.
La región cuenta con más de 200 cuerpos de agua dulce, entre ellos el binacional Lago General Carrera/Buenos Aires, segundo más extenso de Sudamérica. Un tercio de los caudales de Chile fluyen por esa zona y se estima que en la Patagonia chilena y argentina se emplaza el segundo o tercer reservorio de agua dulce del mundo.
Si finalmente se construyen, las obras repercutirán en el sur de ambos países, porque "la Patagonia es un todo" y la megageneración de electricidad en el corazón de esa región "afecta la imagen de una zona con muy baja contaminación, principalmente destinada a actividades turísticas y ecoturísticas", dijo a esta agencia Mitzi Urtubia, de la organización trasandina Ecosistemas, integrante de la Campaña Patagonia Ríos Vivos.
Del lado argentino, Graciela Ramacciotti, representante de la Fundación Finis Terrae (de Tierra del Fuego, extremo sur) consideró que es "gravísimo" el problema que traerán las represas, porque afectarán para siempre la vida en una región de Chile históricamente atada a sus ríos. Dijo además que, tratándose de aguas compartidas, la decisión tendría que ser binacional y que entra a jugar un tratado similar al citado por Argentina en el conflicto por las papeleras con Uruguay.
La resistencia en el sur chileno llegó al punto de que varias organizaciones constituyeran la Coalición Aysén Reserva de Vida. La alianza, que llamó así a la región por su belleza natural, promueve el turismo sustentable, la explotación racional de recursos naturales con calidad de excepción y un verdadero desarrollo sostenible.
Bien lejos de la mano del hombre
De acuerdo con el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), que estudia a la Patagonia Occidental de Chile desde el sur de la región de los Lagos hasta el sur de la región de Aysén, el área incluye uno de los sistemas hídricos más complejos y menos intervenidos del planeta.
"Esa extensa zona contiene también valiosas reservas de agua dulce de importancia mundial, donde destaca la presencia de los Grandes Campos de Hielo. Este notable volumen de aguas prístinas y relictuales lleva a la zona a contener cerca del 40 por ciento del potencial hidroeléctrico" del país, destacó el Centro creado por el gobierno. Aysén, según el CIEP, posee un valioso patrimonio ambiental constituido por una gran variedad de ecosistemas y una rica biodiversidad acuática y terrestre y se estima que dentro de las enormes cuencas de esa región, "se encuentran algunos de los pocos lugares de la tierra donde las actividades antrópicas no han dejado una huella significativa sobre los principales ciclos naturales". A eso hay que sumarle un enorme potencial de desarrollo pesquero, turístico, hidroenergético y minero.
En la región se distinguen cuatro cuencas hidrográficas relevantes, con ríos caudalosos trasandinos de régimen mixto: Palena, Cisnes, Aysén y Baker; dos cuencas de alimentación glacial: Pascua y Bravo y dos extensos Campos de Hielo: el Norte (completamente en la Región) y el Sur (parcialmente dentro de ésta).
"Aún en la actualidad, dados los patrones de circulación atmosférica y oceánica del Pacífico Sur, la Región conserva extensos Campos de Hielo, situación única en el mundo a esta latitud", que la hacen muy vulnerable "a un probable escenario de cambio climático global, coincidente con la intensificación de la actividad humana a nivel local", alerta el CIEP.
Los dos ríos donde se establecerían las represas están ligados con recursos hídricos argentinos. El Baker desemboca en el lago General Carrera/Buenos Aires y el Pascua en el lago O´higgins/ San Martín, ambos en Santa Cruz.
En octubre de 2002, se llevó a cabo en Ushuaia (capital de Tierra del Fuego) el VI Seminario Taller Internacional de Cuencas Hidrográficas Patagónicas del que participaron representantes provinciales, regionales y nacionales de ambos países.
En la ocasión, se tomó la decisión de "priorizar y concentrar esfuerzos conjuntos" de Aysén y la provincia de Santa Cruz en la cuenca del Baker-Buenos Aires. Allí comenzó a analizarse un tema que hoy parece dejado de lado: el manejo integral de la Cuenca entre ambos gobiernos.
Por qué hay resistencia
Para las organizaciones contrarias al proyecto, represar los ríos Baker, Pascua, Cuervo y Blanco, y el lago Cóndor, es una iniciativa privada diseñada para abastecer a las empresas mineras y no para dar energía a bajo costo a Aysén. "La electricidad necesaria para la región y el país se podría generar efectivamente con energías renovables no convencionales, si sólo existiese la voluntad política para hacerlo", consideran.
La masiva oposición asegura que convertirían a la región "en una máquina hidráulica; en la despensa energética de Chile" y marcarían para siempre a la Patagonia y el resto del país "con una cicatriz de miles de kilómetros de torres y líneas de alta tensión desde Aysén hasta Santiago".
Además de convertirlos en la "gran pila de Chile", al instalarse las líneas de transmisión, llegarían no sólo las represas al Baker y el Pascua, sino a las demás cuencas de la región, como ya lo informaron Faconbridge -que anunció su proyecto Energía Austral por 700 MW- y AES Gener- que analiza un emprendimiento por 500 MW en la zona-.
Según su opinión, la inundación en la cuenca del río Baker de los terrenos donde se desarrolla el 70 por ciento de la producción agropecuaria local produciría graves impactos sobre las actividades tradicionales y además no se generarían empleos locales de calidad, ni permanentes, sino cargos especializados fundamentalmente para personas foráneas. En la actualidad se especula con que irían a trabajar unos 4 mil hombres, con sus respectivas familias, lo que generaría un nuevo problema, dado que en el sur de Aysén viven menos de 4 mil personas (según el censo 2002).
Otros motivos por los que rechazan los emprendimientos radican en que destruirían los ecosistemas de dos cuencas de altísimo valor ecológico, afectarían el microclima de la región, a través de la alteración de los ciclos de agua, "con impactos imposibles de anticipar para la flora, fauna y para la población".
Las represas, consideran, "atentarían contra la aspiración regional de ser una zona descentralizada y cuyo crecimiento se fundamente en la conservación de la calidad medio ambiental y de un cultura excepcional".
Aysén se ha declarado Reserva de Vida y, para la resistencia, ese es el espíritu de la Estrategia de Desarrollo Regional, que dice que su potencial productivo económico está en los ámbitos pesquero-acuícola, turístico, silvo-agropecuario. "Hoy-manifiestan- la generación eléctrica a gran escala ha sido excluida como actividad económica sustentable".
"Todos los diagnósticos coinciden en que el potencial de Aysén está en su calidad de pristinidad, atributo que se menoscabaría drásticamente si se instalaran las megarepresas", agregan.
Una de las voces discordantes que más repercusión ha tenido es la del multimillonario estadounidense Douglas Tompkins, por cuyos predios pasarían las futuras líneas de transmisión. Para algunos ambientalistas, el oficialismo aprovechó esa negativa para presentar a las represas como un objetivo nacional, casi patriótico. Hoy, tras las declaraciones del titular de Obras Públicas, el panorama parece haber cambiado.
La actitud capitalina
"Por lo general la gente en Santiago y en el resto del país está muy influenciada por el pánico que difunden los medios de comunicación: después de haberse anunciado los cortes de suministro de gas argentino, la gran mayoría de los medios de comunicación en Chile empezaron a crear un ambiente de crisis a través de artículos y reportajes con el fin de crear la impresión que si no se concretan todos los proyectos energéticos anunciados, se nos va a cortar la luz y el crecimiento económico se va a estancar", explicó Annika Schüttler, de la Agrupación DefensaPatagonia, a RENA.Su organización representa en Santiago a la Agrupación Defensores del Espíritu de la Patagonia (que asesora informativa y legalmente en especial a los colonos afectados de la zona). DefensaPatagonia se dedica a la difusión a través de seminarios universitarios, eventos y artículos, principalmente en la capital del país.
Su trabajo conjunto con un letrado logró que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia acogiera un requerimiento de una sociedad ganadera, que considerara insuficientes los antecedentes públicos aportados por Endesa y Colbún para fusionarse. El Tribunal ordenó que en un plazo de 10 días ambas firmas entreguen mayores antecedentes sobre su unión.
Según Schüttler, la empresa española insistió en algunos eslóganes para influenciar a la gente: las megas represas son un "proyecto país" y "solucionan la crisis energética"; "es fundamental para Chile construir esas centrales" y "es un crimen contra Chile no usar los recursos de la región de Aysén". De esa manera –dijo- lograron que la gran mayoría de la gente acepte cualquier proyecto energético que se proponga.
"En Santiago –agregó- influye que mucha gente nunca ha viajado a la Patagonia y no dimensiona qué estamos sacrificando. Además, en Chile los temas medio ambientales suelen zanjarse y discutirse a puertas cerradas, sin entregar la información necesaria a los ciudadanos y así evitar el debate público".
El gobierno de Michelle Bachelet –explicó Schüttler - se propuso metas "muy progresistas": por un lado, tiene como objetivo lograr que el 15 por ciento de la producción de energía nacional sea en base a Energías Renovables no Convencionales. Por el otro, tiene como meta planteada en su programa de gobierno la definición de una Estrategia Nacional de Cuencas que permita identificar aquellas que se podrán intervenir y las que es de interés nacional preservar.
"Sin embargo, las presiones por parte del sector económico, y en especial del sector energético, y los estrechos y cuestionables lazos entre funcionarios del gobierno y empresarios del sector eléctrico, han llevado a que el gobierno se muestre principalmente preocupado por atraer inversiones en esa área, anunciando una política de fast-track" (es decir, acelerar la tramitación para este tipo de empresas).
Para Schüttler el tema no sólo debería preocupar a su gobierno, que tiene otras alternativas energéticas mucho más eficientes y menos dañinas, sino que "debiera ser cuestionado por las autoridades argentinas al afectar aguas en común".
Con ella coincidió la ambientalista argentina Graciela Ramacciotti, que trabaja desde hace un año con la gente de Aysén y promueve proyectos turísticos, económicos y culturales para unir a toda la Comarca Andina. "Ningún país puede utilizar cuencas compartidas sin el consentimiento del otro y sin que se haga un estudio de impacto", dijo y confirmó que el tema ha estado presente en reuniones entre ambos países. (Juan Ignacio Manchiola)
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