Sebastián Bernstein: "Hay un error de diagnóstico del ministro Golborne"

FUENTE: LaTercera

El creador de la ley eléctrica responde a las críticas de la autoridad sobre la falta de competencia y elevados costos del sistema. Dice, además, que HidroAysén no bajará los precios. 

Sebastian Berstein, creador de la ley eléctrica

El Gobierno está preocupado  por los altos precios de la energía. Y esta semana volvió sobre el punto. Sólo que esta vez el biministro de Energía y Minería, Laurence Golborne, fue más allá y aseguró que el chileno es un "sistema marginalista", aludiendo a su exposición a un tipo de electricidad más cara, y que no está funcionando de manera correcta, impidiendo que los precios caigan. Entre otras razones, mencionó problemas de competencia y, asimismo, se abrió a implementar posibles cambios normativos.   

Su visión, sin embargo, no es compartida por Sebastián Bernstein, creador de la ley eléctrica en la década de los 80, y hoy socio director de la consultora Synex, quien defiende el funcionamiento del mercado y descarta problemas de competencia. "Creo que hay un error de diagnóstico del ministro", sostiene el ex titular de la Comisión Nacional de Energía.

¿Qué opina de la visión dada por el ministro Golborne?
Hay que entender cuál es la dinámica de corto y de largo plazo del sistema, y entender también cuál es el problema. Estoy repreocupado, porque veo en los discursos, incluso de autoridades, un cierto error de diagnóstico. Dicen que el sistema no está funcionando, que hay que cambiarlo, que hay que planificar a largo plazo, y están muy abrumados con el tema de los costos marginales. Creo que hay un error de diagnóstico del ministro.
 
¿Por qué?

Este esquema de precios no puede definirse como marginalista en su esencia. Los precios de hoy son el resultado de un encuentro entre la oferta y la demanda, bajo un esquema en que hay libertad para emprender proyectos de distintas tecnologías y en que los demandantes seleccionan y logran compromisos de largo plazo de los productores. Ahí surgen precios de largo plazo. Y ese es el principal conductor del desarrollo del sector. Con este sistema, desde los años 80 hasta ahora, la demanda se ha multiplicado casi por cinco y la oferta, por cuatro. El sistema ha funcionado. Es marginalista sólo en lo que se refiere a las energías que no son contratadas, que es el mercado spot, que refleja la temperatura y el grado de estrés que tiene el sistema en un horizonte de corto plazo.

¿Hay suficiente competencia?
El mercado es bastante competititivo, descarto una concentración. Si no fuera competivio cuando llegó el gas argentino los precios no hubiesen bajado.
Hoy existe competencia para vender con energía diésel, pero la competencia con energía barata está muy reducida, porque no hay suficiente capacidad instalada. Las disponibilidades de energía hidroeléctrica y de carbón están comprometidas en contratos y hay poca competencia para ese tipo de energía, que es la que interesa.
¿Por qué no se incorporan nuevos proyectos para bajar los costos?
Hay más de 12 mil megawatts (MW) en evaluación, pero no hay iniciativas en condiciones de partir, en general por la dificultad en obtener aprobaciones ambientales, concesiones eléctricas y servidumbres de paso, y porque se han judicializado los procesos.

¿Cuál es la responsabilidad que le cabe al gobierno?
Hay responsabilidades compartidas. Hay un segmento de opinión pública que presiona a las autoridades, sectores que se oponen a todas las formas de energía, a la nuclear, al carbón, a las hidroeléctricas, a las termoeléctricas. Lo único que aceptan son las centralitas de paso, pero no tienen muy claro lo que es; o centrales solares que valen dos veces y media la energía normal, y las eólicas, que valen 25% más. Por otra parte, el gobierno tiene que crear un ambiente político favorable a los proyectos y transmitir la urgente necesidad de contar con energía barata. 

¿Y eso no se está haciendo?
Al contrario, en la campaña presidencial hubo un discurso de que Chile tenía miles de megawatts de energía solar, mareomotriz y geotérmica, pero esas formas de aprovechamiento tienen sus dificultades o no son factibles. Uno no puede crear un ambiente que termine frenando los proyectos convencionales. Esa es una crítica que hago no sólo a este gobierno, porque venía un poco de antes, de haber generado una expectativa, una ilusión. Se ha creado una expectativa que ha dificultado al propio gobierno tomar las decisiones. 

Barrancones tampoco ayudó... 
La forma en que se recoge una especie de presión popular para ir eliminando cosas, claramente tiene un efecto no menor en las decisiones de inversión.
     
¿Por cuánto tiempo se mantendrán altos los precios?
Quedan dos a tres años de precios altos. Los costos marginales promedio van a bajar violentamente a partir de 2012, a niveles cercanos a US$ 80 por MWh, desde los actuales US$ 250 MWh, con un precio del petróleo de US$ 100. A partir del próximo año, los contratos de las distribuidoras dejan de estar indexados a los marginales  y la cuenta de los hogares bajará. Cerca de un tercio de los contratos de los grandes clientes industriales y mineros, firmados en 2008, se hicieron a costo marginal. La mayoría de esos contratos están amarrados hasta 2013.
        
¿HidroAysén permitirá bajar los precios de la energía a público?  
Por sí sola, su entrada no genera una reducción de costos. Por tres razones: la energía seguirá vendiéndose al precio de las alternativas que da la competencia, el costo del proyecto ha subido, los márgenes se han reducido y el proyecto no cubre toda la demanda.

Si no se hace el proyecto, ¿tampoco hay impacto en tarifas? 
Si no se hace HidroAysén y al mismo tiempo no se toma una decisión de reemplazar esa energía, instalando 3.000 MW en centrales a carbón, o a gas natural licuado  o via nuclear, los precios sí subirían. Pero si se toman las decisiones para sustituir la energía que aportaría el proyecto, los precios no tendrán variaciones. El proyecto, eso sí, tiene una ventaja: es una energía muy regular y permite estabilizar los precios, porque se firmará tal cantidad de contratos asociados a ella, que tenderá a estabilizar los precios en los cinco años en que entra el proyecto. 

Energía nuclear
Tras el terremoto de Japón, ¿qué tanto se postergó la discusión nuclear en Chile?
No es necesario tomar una decisión ahora, porque es el único tipo de energía que no se podrá desarrollar sin una aprobación mayoritaria de la poblacion de Chile. Mientras, hay que ir avanzando en la infraestructura.

¿Habría que hacer un plebiscito?
Más que un plebiscito, una consulta o encuesta. Clave para decidir los tiempos de un eventual desarrollo nuclear es HidroAysén. Si HidroAysén parte, una central nuclear no se necesitaría antes de 2025. Pero si no se hace, la decisión se adelanta para 2021.

El gobierno se puso una meta de reducir el costo de la energía en 40% a 2014. ¿Es realista?
No se pueden forzar las cosas y no se pueden fijar metas de precios, cuando hay contratos firmados y no sabes cómo evolucionarán los combustibles. Más que meta, el camino debe ser mejorar la tramitación ambiental para permitir que entren nuevos proyectos a precios competitivos. Los costos  no se pueden bajar por decreto.

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