Partió como es sabido: en 2008 comenzó a regir la Ley 20.257 de fomento a las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), situando a Chile en una posición ventajosa para la generación de este tipo de energías, en concordancia con la tendencia mundial y –particularmente– la de los países desarrollados, cuyos marcos legales permiten abrir más espacios para el desarrollo de estas tecnologías.
Básicamente, la norma fija la obligación para que, inicialmente, el 5% de la energía que comercialicen las empresas generadoras provenga de ERNC –eólica, pequeña hidroeléctrica (centrales hasta 20 MW), biomasa, biogás, geotermia, solar y mareomotriz–, y sea entregada a través de los sistemas interconectados del Norte Grande (SING) o Central (SIC). Si bien la ley ha encontrado amplio respaldo en el país, manifiesto especialmente en la promoción de la inversión en ERNC en la industria minera, en la práctica aún quedan muchos desafíos por superar, entre ellos, alcanzar un suministro permanente de potencia basado en ERNC que equilibre los aspectos medio ambientales y económicos.
Con la promulgación de la ley, el sector minero chileno ha iniciado un agresivo plan de inversiones en esta línea, a fin de reducir tanto sus elevados costos energéticos como sus emisiones de carbono. Las principales empresas del sector -Codelco, BHP Billiton y Anglo American- ya han anunciado la incorporación de ERNC en sus planes de negocios y desarrollos futuros.
Sin embargo, aún cuando existe una amplia cartera de proyectos provenientes de empresas nacionales y extranjeras, con planes de materialización en el corto, mediano y largo plazo, la ley fija claramente el nivel de crecimiento en potencia que estos proyectos deberán ir sumando para alcanzar el 20% de generación en base a ERNC que la ley establece como meta para 2024. Al respecto, algunos sectores han mostrado preocupación por la forma en que se conectarán estos proyectos con las redes troncales, ya que persiste el desafío de asegurar la permanencia y constancia del suministro generado en base a estas tecnologías.
Por lo tanto, las ventajosas condiciones de mercado que hoy enfrenta la industria minera permiten que la gran mayoría de las empresas estén en muy buena posición para cubrir el financiamiento que requiere el aumento de los costos de capital que ocasionarán los futuros proyectos de inversión en ERNC, lo que permitirá garantizar un porcentaje adecuado de alimentación de potencia a los sistemas interconectados a través del uso de energías renovables no convencionales.
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