La Paz, 22 jul (PL) El Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE) denunció hoy que la construcción por Brasil de dos represas sobre el río Madera traerán para la nación andina afectaciones al medio ambiente y la pesca.
En un informe difundido en esta ciudad, se asegura además que las dos represas tendrán una capacidad de generación de seis mil 450 megavatios sobre el embalse, pero para ello inundarán unos 529 kilómetros cuadrados en plena Amazonía, afectando severamente al ecosistema de la región.
Según ese texto, la instalación de las hidroeléctricas en las localidades de Jiraú y San Antonio pretende la conversión de las tierras al monocultivo y la expropiación de las mismas por parte de los intereses de los agrocombustibles, la minería y la explotación de los hidrocarburos.
A ello se suma, según esta entidad, la pérdida de áreas de cultivo, bosques y paisajes con potencial turístico implicando la expulsión de los habitantes hacia la periferia de las ciudades, o su sometimiento al subempleo y al trabajo forzado.
FOBOMADE señala que hace un año las organizaciones sociales del Norte Amazónico de Bolivia demandaron una postura oficial del gobierno ante la nación vecina.
Asimismo señala que la aprobación unilateral de la licencia ambiental de las represas del río Madera en Brasil quiebra la vocación de diálogo de Bolivia.
La organización aclara además que las inundaciones ocurridas entre 2006 y 2007, por efectos de El Niño, han mostrado claramente como será la vida con las represas, ya que las aguas que actualmente están retornando a sus cauces no lo harán nunca.
El pasado 11 de julio, el canciller boliviano, David Choquehuanca, convocó a las autoridades de Brasil a una reunión al máximo nivel para tratar los impactos social y ambiental por la construcción de las represas.
El diplomático señaló que tras conocer la aprobación de esas obras por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA), envió una carta a su par, Célso Amorín, donde expresa la preocupación de su gobierno.
El proyecto es parte del denominado Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), mediante el cual Brasil se propone invertir hasta el año 2010 unos 250 mil millones de dólares en la construcción de infraestructuras, especialmente energéticas.
Por su parte, el embajador para asuntos comerciales y de integración, Pablo Solón, recordó que Bolivia y Brasil suscribieron en 1992 convenios bilaterales en los cuales los Estados se comprometen a notificar al vecino de posibles impactos negativos al medio ambiente.
http://www.prensalatina.com.mx
En un informe difundido en esta ciudad, se asegura además que las dos represas tendrán una capacidad de generación de seis mil 450 megavatios sobre el embalse, pero para ello inundarán unos 529 kilómetros cuadrados en plena Amazonía, afectando severamente al ecosistema de la región.
Según ese texto, la instalación de las hidroeléctricas en las localidades de Jiraú y San Antonio pretende la conversión de las tierras al monocultivo y la expropiación de las mismas por parte de los intereses de los agrocombustibles, la minería y la explotación de los hidrocarburos.
A ello se suma, según esta entidad, la pérdida de áreas de cultivo, bosques y paisajes con potencial turístico implicando la expulsión de los habitantes hacia la periferia de las ciudades, o su sometimiento al subempleo y al trabajo forzado.
FOBOMADE señala que hace un año las organizaciones sociales del Norte Amazónico de Bolivia demandaron una postura oficial del gobierno ante la nación vecina.
Asimismo señala que la aprobación unilateral de la licencia ambiental de las represas del río Madera en Brasil quiebra la vocación de diálogo de Bolivia.
La organización aclara además que las inundaciones ocurridas entre 2006 y 2007, por efectos de El Niño, han mostrado claramente como será la vida con las represas, ya que las aguas que actualmente están retornando a sus cauces no lo harán nunca.
El pasado 11 de julio, el canciller boliviano, David Choquehuanca, convocó a las autoridades de Brasil a una reunión al máximo nivel para tratar los impactos social y ambiental por la construcción de las represas.
El diplomático señaló que tras conocer la aprobación de esas obras por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA), envió una carta a su par, Célso Amorín, donde expresa la preocupación de su gobierno.
El proyecto es parte del denominado Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), mediante el cual Brasil se propone invertir hasta el año 2010 unos 250 mil millones de dólares en la construcción de infraestructuras, especialmente energéticas.
Por su parte, el embajador para asuntos comerciales y de integración, Pablo Solón, recordó que Bolivia y Brasil suscribieron en 1992 convenios bilaterales en los cuales los Estados se comprometen a notificar al vecino de posibles impactos negativos al medio ambiente.
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