Domingo 19 de abril de 2009 Por Beatriz Michell / La Nación Domingo
James Anaya, relator de la ONU sobre derechos indígenas
“No soy juez, ni nada por el estilo”, aclara tajante James Anaya. La semana pasada estuvo en Chile y durante los últimos días se han usado y tergiversado sus dichos para apoyar o criticar el actuar del gobierno con respecto a los pueblos indígenas, específicamente, mapuche. “Soy un interlocutor para promover el diálogo, pero también para ayudar a que avancen los pasos positivos”, continúa explicando el Relator de la ONU para los derechos y libertades de los pueblos indígenas, quien luego de su visita a este país debe estudiar los antecedentes que le entregaron, seguir conversando con distintos actores y entregar un informe al gobierno chileno. ¿Cuándo? Dice que puede ser en dos o cuatro meses, pero no se compromete y luego se ríe.
Estuvo en Santiago, Temuco e Iquique. James Anaya de origen apache- aterrizó en Chile el domingo y se fue el jueves. Con una agenda tan apretada que algunos días sólo alcanzó a almorzar un sándwich entre reunión y reunión, el relator especial de las Naciones Unidas para los derechos y libertades de los indígenas intentó cumplir con su misión: reunir información sobre la situación de los pueblos indígenas, el proceso de implementación del convenio 169 de la OIT y los avances o retrocesos con respecto al informe que el mexicano Stavenhagen hizo en 2003.
Se reunió con organizaciones indígenas, sociales, de derechos humanos, representantes del gobierno y la subsecretaria de Carabineros Javiera Blanco. Escuchó a los padres de Matías Catrileo y a la abuela de la familia Cadin Calfunao (que se encuentra casi en su totalidad en la cárcel y cuya nieta de diez años está en Suiza solicitando asilo político). Sobre estos casos, al igual que sobre los miembros de la Coordinadora Arauco Malleco que serán procesados por atacar a un fiscal en Tirúa, aplicándoseles la ley antiterrorista, Anaya prefiere no opinar. “Estoy estudiando los casos”, responde.
De Chile se llevó impresiones, documentos y declaraciones, pero no conclusiones. Ellas vendrán en los próximos meses, por lo que es difícil determinar si su informe será más duro o más gentil que el de Stavenhagen. >>> ver articulo completo y entrevista
Estuvo en Santiago, Temuco e Iquique. James Anaya de origen apache- aterrizó en Chile el domingo y se fue el jueves. Con una agenda tan apretada que algunos días sólo alcanzó a almorzar un sándwich entre reunión y reunión, el relator especial de las Naciones Unidas para los derechos y libertades de los indígenas intentó cumplir con su misión: reunir información sobre la situación de los pueblos indígenas, el proceso de implementación del convenio 169 de la OIT y los avances o retrocesos con respecto al informe que el mexicano Stavenhagen hizo en 2003.
Se reunió con organizaciones indígenas, sociales, de derechos humanos, representantes del gobierno y la subsecretaria de Carabineros Javiera Blanco. Escuchó a los padres de Matías Catrileo y a la abuela de la familia Cadin Calfunao (que se encuentra casi en su totalidad en la cárcel y cuya nieta de diez años está en Suiza solicitando asilo político). Sobre estos casos, al igual que sobre los miembros de la Coordinadora Arauco Malleco que serán procesados por atacar a un fiscal en Tirúa, aplicándoseles la ley antiterrorista, Anaya prefiere no opinar. “Estoy estudiando los casos”, responde.
De Chile se llevó impresiones, documentos y declaraciones, pero no conclusiones. Ellas vendrán en los próximos meses, por lo que es difícil determinar si su informe será más duro o más gentil que el de Stavenhagen. >>> ver articulo completo y entrevista
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