Diversas organizaciones pidieron al ministerio de Salud prohibir la comercialización de, hasta el momento, 230 toneladas de salmón contaminados con el virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISA) y advirtieron que el problema podría propagarse a las 600 toneladas existentes del centro de cultivo de Bahía Perales que la empresa Acuimag mantiene en la Región de Magallanes.
El concejal de Punta Arenas, Mario Pascual afirmó que, según las propias autoridades de la zona, parte importante de esa producción contaminada está siendo procesada en más de una factoría y serán entregados a las distintas cadenas de distribución nacional para el consumo humano.
Por esta razón, Pascual realizó un llamado al ministerio de Salud para que “tome cartas en el asunto porque se están saltando las barreras sanitarias porque están saliendo productos infectados al comercio nacional y probablemente al internacional y solicitamos como medida precautoria que no se entregue al consumo humano hasta no tener claridad de cuáles son los efectos”.
Según el concejal, ya han aparecido en la Región Metropolitana salmones de baja talla, es decir 250 gramos, a muy bajos precios, lo que hace presumir que ya se trata de productos infectados.
Pascual criticó al director regional de Sernapesca, Patricio Díaz, quien afirmó que la normativa legal no exige que el producto vaya rotulado como portador del virus ISA, pues según las organizaciones ciudadanas esto contraviene el derecho a saber por parte de los consumidores al momento de realizar su decisión de compra informada.
Advirtió además que en Magallanes no existen rellenos sanitarios para que los peces enfermos sean depositados, sino que sólo hay vertederos que no cumplen con ninguna regulación.
El concejal aseguró que existen otras irregularidades por parte la empresa como una sobreexplotación del recurso, el no cumplimiento de su propio Proyecto de Impacto Ambiental e incineraciones de productos en forma ilegal, lo que deja de manifiesto la escaza fiscalización.
Mayor conciencia ciudadana y compromisos internacionales
Por su parte, el director de Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas, recordó que en 2008 y 2009 una parte de las mortalidades masivas que se produjeron en la Región de Los Lagos por el virus se destinaron a la producción de harina de salmón, para alimentar a los propios salmones.
Otro porcentaje, explicó Cárdenas, fue procesado, congelado y enviado al mercado nacional e internacional sin informar a los consumidores, pero enfatizó que esta vez hay más agrupaciones locales que no están dispuestas a que esto vuelva a ocurrir.
El médico veterinario advirtió que el virus ISA proviene de la misma familia que genera la influenza humana y, por lo tanto, tiene una gran capacidad de mutación y adecuación a nuevos huéspedes.
Juan Carlos Cárdenas aseguró que la exigencia al Minsal de prohibir la comercialización de salmones infectados y realizar estudios sobre sus efectos en la salud humana también es el cumplimiento de una norma internacional: “Estamos pidiendo que se apliquen los compromisos que tiene Chile ante la OCDE. Al momento de ingresar, el país se comprometió a estandarizar y homogeneizar las normas y los procedimientos en relación con los productos alimentarios, tanto con los que se consumen internamente, como con los que se importan. No puede haber diferencias entre ellos”, subrayó.
Una tercera demanda, subrayó el director de Ecocéanos, es que el ministerio se preocupe del tema de los residuos de antibióticos y químicos en estas producciones de salmones que se están procesando en Magallanes, puesto que, por las características del brote, éstos no tuvieron el “tiempo de carencia”.
Esta medida se refiere a un par de meses de suspensión del tratamiento antibiótico para que sea metabolizado y no sea parte del producto final, lo que no ha existido según los ambientalistas.
En tanto el Dr. Guillermo Figueroa, Jefe del Laboratorio de Microbiología y Probióticos del INTA, de la Universidad de Chile, aseguró que no existen estudios que garanticen que los salmónidos infectados sean inocuos para la salud: “Creo que ese es un error importante porque, si bien es cierto hay literatura e información que dice que no hay riesgo, yo pienso que no hay una evaluación seria que demuestre que eso es así (…) Ante la inexistencia de estudios, lo que debiera hacer el país es impedir que esto salga al comercio”, enfatizó.
Según el investigador es necesario conocer cuáles fueron los parámetros que utilizó la empresa para destinar una partida de los peces a la incineración y otra a la comercialización y consumo.
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