FUENTE: LaTercera.cl
La meta que está impulsando el gobierno de lograr que hacia el año 2020 el 20% de la generación de electricidad de Chile provenga de las llamadas Energías Renovables No Convencionales (ERNC)-entre las que destacan la energía eólica, la geotermia y las centrales hidroeléctricas de pasada-, está comenzando a generar un potente debate en la industria.
Entre sus partidarios, incluyendo al propio Poder Ejecutivo, los argumentos que más se escuchan son la necesidad de diversificar la matriz energética, tener fuentes más limpias en momentos en que los mercados desarrollados comienzan a trazar la "huella de carbono" y bajar los costos marginales (de operación) del sistema eléctrico.
Pero hay quienes advierten que pese a sus beneficios, el debate no puede resolverse sin haber decantado con precisión los mayores costos que tendrá la inversión inicial para llegar a dicha meta (y si eso impactará en las tarifas). Un estudio realizado por Juan Carlos Olmedo, ex gerente de operaciones de AES Gener, y por María Isabel González, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE), sostiene que lograr que un quinto de la matriz energética del país sea abastecida con estas fuentes, podría costar unos US$ 4.873 millones de inversión. Esta cifra implicaría duplicar los montos requeridos si se decidiera que dicha electricidad se generara con carbón (la opción que naturalmente deberían sustituir, dado que sólo ahí hay diferencias en términos de emisiones).
El cálculo considera que para llegar al 20% de la generación en una década más se requerirían unos 1.857 megawatts adicionales (MW) de potencia instalada de renovables no convencionales (hoy la ley considera que a la fecha sólo el 10% de la matriz sea generada por estas energías verdes). Dado que el factor de planta de algunas de ellas es menor -en los parques eólicos del país es de menos de 25%, es decir, el 75% de las veces la planta no está produciendo energía-, esto equivale a 1.250 MW de carbón, que suponen una inversión de US$ 2.500 millones. En el caso de las hidroeléctricas de embalse, se requerirían 1.550 MW de capacidad instalada, que cuestan US$ 2.330 millones.La estimación contempla que de las ERNC que se instalen al 2020, el 10% sea de fuentes eólicas, un 60% de hidroeléctricas de pasada y un 30% de biomasa y geotermia (que especialistas de la industria validan como una matriz equilibrada). Los cálculos de ambos especialistas suponen un costo de US$ 2.600 por cada MW de inversión en centrales eólicas; US$ 2.450 por cada MW hidroeléctricas de pasada y US$ 2.900 para la geotermia. Para las centrales a carbón la cifra comparable es de US$ 2.000 por MW de inversión.
Según Olmedo y González, este mayor desembolso no necesariamente se traducirá en tarifas más altas. "La 'señora Juanita' tendrá una cuenta de luz más cara de aquí al 2025 sin que nada tengan que hacer las ERNC", acota el ex gerente de AES Gener. Esto se debe a que tales precios se fijan mediante licitaciones, donde uno de los indexadores más usados ha sido el CPI (Indice de precios al consumidor de EEUU). Lo que sí pasará, agrega Francisco Aguirre Leo, de Electroconsultores, es que las cuentas de luz no van a bajar y tendrán un sesgo al alza.
Por eso, el gerente general de GDF Suez Chile, Juan Clavería, insta a evitar proyectos "demasiado caros, porque eso supone una baja en la competitividad del país". A su juicio, Chile se ha vuelto menos competitivo en el tema energético, ya que "Brasil tiene costos que son un tercio de los de nuestro país y en Perú son la mitad que en Chile".
Mirada a largo plazo
Entre sus partidarios, incluyendo al propio Poder Ejecutivo, los argumentos que más se escuchan son la necesidad de diversificar la matriz energética, tener fuentes más limpias en momentos en que los mercados desarrollados comienzan a trazar la "huella de carbono" y bajar los costos marginales (de operación) del sistema eléctrico.
Pero hay quienes advierten que pese a sus beneficios, el debate no puede resolverse sin haber decantado con precisión los mayores costos que tendrá la inversión inicial para llegar a dicha meta (y si eso impactará en las tarifas). Un estudio realizado por Juan Carlos Olmedo, ex gerente de operaciones de AES Gener, y por María Isabel González, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE), sostiene que lograr que un quinto de la matriz energética del país sea abastecida con estas fuentes, podría costar unos US$ 4.873 millones de inversión. Esta cifra implicaría duplicar los montos requeridos si se decidiera que dicha electricidad se generara con carbón (la opción que naturalmente deberían sustituir, dado que sólo ahí hay diferencias en términos de emisiones).
El cálculo considera que para llegar al 20% de la generación en una década más se requerirían unos 1.857 megawatts adicionales (MW) de potencia instalada de renovables no convencionales (hoy la ley considera que a la fecha sólo el 10% de la matriz sea generada por estas energías verdes). Dado que el factor de planta de algunas de ellas es menor -en los parques eólicos del país es de menos de 25%, es decir, el 75% de las veces la planta no está produciendo energía-, esto equivale a 1.250 MW de carbón, que suponen una inversión de US$ 2.500 millones. En el caso de las hidroeléctricas de embalse, se requerirían 1.550 MW de capacidad instalada, que cuestan US$ 2.330 millones.La estimación contempla que de las ERNC que se instalen al 2020, el 10% sea de fuentes eólicas, un 60% de hidroeléctricas de pasada y un 30% de biomasa y geotermia (que especialistas de la industria validan como una matriz equilibrada). Los cálculos de ambos especialistas suponen un costo de US$ 2.600 por cada MW de inversión en centrales eólicas; US$ 2.450 por cada MW hidroeléctricas de pasada y US$ 2.900 para la geotermia. Para las centrales a carbón la cifra comparable es de US$ 2.000 por MW de inversión.
Según Olmedo y González, este mayor desembolso no necesariamente se traducirá en tarifas más altas. "La 'señora Juanita' tendrá una cuenta de luz más cara de aquí al 2025 sin que nada tengan que hacer las ERNC", acota el ex gerente de AES Gener. Esto se debe a que tales precios se fijan mediante licitaciones, donde uno de los indexadores más usados ha sido el CPI (Indice de precios al consumidor de EEUU). Lo que sí pasará, agrega Francisco Aguirre Leo, de Electroconsultores, es que las cuentas de luz no van a bajar y tendrán un sesgo al alza.
Por eso, el gerente general de GDF Suez Chile, Juan Clavería, insta a evitar proyectos "demasiado caros, porque eso supone una baja en la competitividad del país". A su juicio, Chile se ha vuelto menos competitivo en el tema energético, ya que "Brasil tiene costos que son un tercio de los de nuestro país y en Perú son la mitad que en Chile".
Mirada a largo plazo
El ministro de Energía, Ricardo Raineri, tiene sin embargo una mirada distinta. Señala que las ERNC implican "introducir en la matriz eléctrica energía de bajo costo, lo que significará una disminución de los costos marginales en los sistemas eléctricos, lo que se traduce en un mejoramiento de la competitividad de nuestros productos y de menores cuentas domiciliarias. La magnitud de esta disminución dependerá de la configuración de la matriz que se desarrolle al 2020, además de la disponibilidad de los recursos energéticos y sus valores asociados".
El ex titular de esta cartera, Marcelo Tokman, dice que estas fuentes dan mayor independencia energética -"acordémonos de lo que pasó en el país con la crisis del gas argentino", precisa- y además con su desarrollo bajan las compras de combustibles fósiles, que tienen un precio al alza en el largo plazo. Hoy, Chile importa cerca del 70% de sus energéticos, casi el 100% del petróleo y el 96% del carbón. Otra de sus ventajas es que son fuentes libres de contaminantes, un factor que pesa cada vez más y que haría, entre otras cosas, subir el costo del carbón.
Juan Carlos Olmedo agrega que "el desarrollo de estas energías hará bajar su precio en el largo plazo, mientras que se proyecta un incremento en el valor de los combustibles fósiles, con lo cual las ERNC serían cada vez más competitivas".
Es en el largo plazo donde están las esperanzas de la energía verde. Manuel Cruzat Valdés, quien ha criticado con fuerza el alto costo que tiene la electricidad en Chile, dice que aun cuando "en el caso de la energía eólica su bajo factor de planta la hace efectivamente menos atractiva, si sus costos de inversión por MW instalado siguen cayendo y sus costos operacionales se mantienen bajos, entonces se va a llegar a un punto en que va a poder ser comparable con las alternativas clásicas". El problema es que hoy nadie se atreve a prever cuándo ocurrirá eso.
Según el actual ministro de Energía, Ricardo Raineri, "Chile es un país que cuenta con condiciones privilegiadas para el desarrollo de las energías renovables no convencionales. Por ejemplo, tenemos el 25% de los volcanes activos del mundo, lo que nos coloca es una condición muy especial para el desarrollo de la geotermia", señala. Y agrega que "el norte presenta una de las mayores radiaciones solares del mundo" y respecto de lo que es la energía mareomotriz, "tenemos una larga costa, lo cual nos sitúa como uno de los países que también puede presentar condiciones favorables que permitan explorar cómo operan las distintas tecnologías de este tipo de energía".
Estas energías "alternativas" pasaron de ser el 2,4% del total generado el 2005 a un 4% hoy. Pero no todas son iguales. El gerente general de Eólica Talinay, Daniel Munzenmayer, acota que las energías no convencionales más eficientes para Chile son la eólica y las hidroeléctricas de pasada.
Obstáculos
Quienes promueven las ERNC están expectantes de las señales del gobierno. Pedro Matthei, presidente de Apemec, que agrupa a los desarrolladores de centrales mini-hidro, dice que la meta 20-20 es alcanzable sólo si se toman medidas. Este sector, que dice que puede aportar unos 2.200 MW al año 2020, advierte problemas en las conexiones de las mini centrales a las redes de transmisión, ya que el costo de conexión por MW transmitido es oneroso.El ex titular de esta cartera, Marcelo Tokman, dice que estas fuentes dan mayor independencia energética -"acordémonos de lo que pasó en el país con la crisis del gas argentino", precisa- y además con su desarrollo bajan las compras de combustibles fósiles, que tienen un precio al alza en el largo plazo. Hoy, Chile importa cerca del 70% de sus energéticos, casi el 100% del petróleo y el 96% del carbón. Otra de sus ventajas es que son fuentes libres de contaminantes, un factor que pesa cada vez más y que haría, entre otras cosas, subir el costo del carbón.
Juan Carlos Olmedo agrega que "el desarrollo de estas energías hará bajar su precio en el largo plazo, mientras que se proyecta un incremento en el valor de los combustibles fósiles, con lo cual las ERNC serían cada vez más competitivas".
Es en el largo plazo donde están las esperanzas de la energía verde. Manuel Cruzat Valdés, quien ha criticado con fuerza el alto costo que tiene la electricidad en Chile, dice que aun cuando "en el caso de la energía eólica su bajo factor de planta la hace efectivamente menos atractiva, si sus costos de inversión por MW instalado siguen cayendo y sus costos operacionales se mantienen bajos, entonces se va a llegar a un punto en que va a poder ser comparable con las alternativas clásicas". El problema es que hoy nadie se atreve a prever cuándo ocurrirá eso.
Según el actual ministro de Energía, Ricardo Raineri, "Chile es un país que cuenta con condiciones privilegiadas para el desarrollo de las energías renovables no convencionales. Por ejemplo, tenemos el 25% de los volcanes activos del mundo, lo que nos coloca es una condición muy especial para el desarrollo de la geotermia", señala. Y agrega que "el norte presenta una de las mayores radiaciones solares del mundo" y respecto de lo que es la energía mareomotriz, "tenemos una larga costa, lo cual nos sitúa como uno de los países que también puede presentar condiciones favorables que permitan explorar cómo operan las distintas tecnologías de este tipo de energía".
Estas energías "alternativas" pasaron de ser el 2,4% del total generado el 2005 a un 4% hoy. Pero no todas son iguales. El gerente general de Eólica Talinay, Daniel Munzenmayer, acota que las energías no convencionales más eficientes para Chile son la eólica y las hidroeléctricas de pasada.
Obstáculos
Por otro lado, los desarrolladores de "mini hidro" piden un pago por el "atributo verde" de esta fuente energética que les permita acceder a financiamiento bancario. Otros requerimientos son tramitaciones más expeditas y criterios más certeros en la evaluación ambiental. Olmedo agrega que hay que agilizar los trámites de servidumbres y concesiones eléctricas.
Al respecto, el ministro Raineri señala que "hemos estado trabajando en eliminar las barreras, ya sean legales o de mercado". Por ejemplo, señala que Energía ha estado trabajando en el levantamiento de datos para detectar zonas que puedan contar con condiciones privilegiadas para este tipo de energías. "Estamos realizando mediciones eólicas y solares, además de un estudio de prefactibilidad de 15 proyectos de mini centrales hidroeléctricas con aguas de riego en el Maule y Bíobío".
Y agrega que "contamos con un incentivo muy importante que entrará en vigencia el 24 de agosto. Se trata de la franquicia tributaria para colectores solares térmicos, que permitirá subsidiar hasta el 100% del costo de los sistemas para producir agua caliente en viviendas nuevas de hasta 4.500 UF", explica la autoridad.
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