El productor y conductor de “Tierra Adentro” se expresa molesto por la poca preocupación que existe para fomentar mediante políticas efectivas el desarrollo del turismo en la Región de Aysén, lo cual cree puede tener la intención de permitir el desarrollo de iniciativas como las centrales hidroeléctricas.
El periodista Paul Landon debe ser uno de los hombres de la televisión actual que más ha recorrido Chile, escudriñando su esencia, buscando sus raíces, mirando hacia el futuro desde el día a día de miles de chilenos. Dieciséis años produciendo y conduciendo el programa de TV “Tierra Adentro”, de gran llegada y credibilidad en el mundo cultural, campesino y rural, le dan autoridad para hablar de “lo mejor de lo nuestro”.
Por esto, no es menor lo que contestó hace algunas semanas a la Revista del Domingo en Viaje de El Mercurio, cuando en un cuestionario pinpón el periodista le consulta sobre la zona con mayor potencial turístico de Chile: “Aysén sin represas” fue su simple y categórica respuesta.
Así de sencillo, sin participar en ninguna campaña, Paul Landon deja plasmada su visión respecto del principal activo económico de esta zona de la Patagonia, potencial amenazado por los proyectos de Endesa y Colbún de construir sus centrales en los ríos Baker y Pascua, y Xstrata en los ríos Cuervo, Blanco y Cóndor, con el tendido eléctrico asociado más largo del mundo con el fin de llevar la energía al centro del país.
De paso por la Región de Aysén, resume su planteamiento: “Si esto se llega a hacer sería un crimen para la Humanidad”.
Y profundiza en el aspecto económico: “Si nosotros pensamos en el turismo estamos hablando de una actividad que le da oportunidades a mucha gente, porque participa mucha gente de esa industria. Desde quien hace un invernadero y puede vender mejor sus lechugas hasta quien tiene un hotel y puede hacer circuitos. Es una industria muy pluralista, que tiene mucho potencial social, lo cual vengo diciendo desde hace más de un año… el turismo, el turismo, el turismo, y aquí se ha frenado, los caminos siguen malos, la gente sigue incomunicada. ¿No habrá alguna intención? Eso es lo que me queda por pensar en términos muy íntimos, y eso debiera ser una preocupación ante todo lo que viene”. Agrega: “Si esto lo vamos destruyendo de la manera como lo van a destruir, en pos de la modernidad, sería un error muy grave para las futuras generaciones”.
Tampoco confía en la sustentabilidad que plantean las empresas, que argumentan que las represas en los ríos de la Patagonia serían amigables ambientalmente. “Hoy ves cómo hay procesos que un día fueron brillantes y que ahora están siendo cuestionados pero son irreversibles, y eso es lo malo. Éste es efectivamente un problema de humanidad, porque estamos en presencia de un fuerte compromiso como especie con nuestro ambiente y no con el sistema económico, ése es el punto”.
En términos de opinión pública considera que los santiaguinos no están necesariamente convencidos de la necesidad de represar los ríos de la Patagonia, lo que es coherente con la encuesta de la Universidad Central que estimó en un 80 por ciento la oposición capitalina a estas iniciativas. “La gente en Santiago está permeada y hay que informarse porque en ningún caso ven beneficios directos en estos proyectos. Entonces hoy hay un control de la situación en torno a un grupo muy selecto de personas que manejan comunicacional, económica y políticamente este tema”.
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