FUENTE: ElMostrador

Esta clase de financiamiento del noticiero desde luego le resta toda independencia y condiciona el tratamiento de la información. Se ha pasado por alto que estamos frente a un conflicto político entre una mayoría de ciudadanos y un grupo minoritario muy adinerado, apoyado férreamente por el gobierno, que quiere imponerse a toda costa.
En este sentido, la decisión de Televisión Nacional de tener entre sus auspiciadores a HidroAysén, introduce un elemento de desequilibrio en un debate que debiera tener un mínimo sentido democrático.
Todos los canales deben observar, en teoría, un comportamiento pluralista. La ley que crea Televisión Nacional de Chile impone una especial obligación de resguardar este principio, dado su carácter de empresa del Estado. Así lo establece el art. 3º inciso II de la ley 19.132:
“El pluralismo y la objetividad deberán manifestarse en toda su programación y, muy especialmente, en los noticieros, programas de análisis o debate político.”
Resulta patente que la concesión de espacios pagados en pantalla a HidroAysén anula por completo el principio del pluralismo, sobre todo en este estado del conflicto. Naturalmente, a los grupos económicos que sostienen el proyecto, les da mayor presencia. Por otro lado, el movimiento de protesta que se expresa en las calles, es descalificado sistemáticamente en 24 Horas y en el resto de los espacios informativos de TVN.

La relación comercial del “canal público” con el consorcio HidroAysén, contradice su estatuto legal y la línea editorial declarada por la estación, que proclama “estimular el pensamiento crítico y analítico”. A cambio, entrega un producto informativo a pedido, que no tiene otro propósito que esconder un movimiento ciudadano que cree en su capacidad de cambiar la historia.
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